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El frío: enemigo de tu piel

El clima frío propio del invierno trae consigo otros muchos factores climáticos como el viento, la sequedad ambiental, los cambios bruscos de temperatura, etc.) Nuestra piel es la que más sufre las consecuencias del invierno.

Mientras que, en verano, tenemos por costumbre cuidar nuestra piel mediante cremas y geles para protegernos del sol, en invierno nos olvidamos de aportar a nuestro cutis la energía y protección que necesita. De hecho, en invierno, son las pieles más finas y sensibles las que más sufren.

Una de las afecciones más comunes que sufre nuestra piel en invierno es la sequedad. Esto sucede porque, debido al frío, la piel reacciona estrechando los vasos sanguíneos para proteger a nuestro cuerpo frente a la pérdida de calor. Las temperaturas frías persistentes hacen que se reduzca la secreción de las glándulas sebáceas y esto ocasiona la desecación de la piel.

El frío es más agresivo con las pieles secas y finas que con las grasas, y también con las sensibles y atópicas, donde podemos encontrarnos con rojeces y erupciones e incluso con patologías como la cuperosis o la rosácea. Es importante saber que, no toda la piel del cuerpo sufre las consecuencias del frío de la misma manera. Las zonas que solemos llevar al descubierto, -sobre todo el rostro-, son las más afectadas.

Las mejillas y los labios, los cuales se agrietan con mucha facilidad, son las zonas del rostro más sensibles al frío, mientras que la nariz, la barbilla y la frente, al ser más grasas, aguantan mejor las agresiones del invierno.

Las manos son otra de las zonas del cuerpo que más sufren en invierno. No sólo por no protegerlas como es debido, sino porque, además, no las cuidamos de la forma más adecuada. Además, al estar lavándolas constantemente, fomentamos la sequedad, lo que se acentúa debido a las bajas temperaturas.

Cuatro consejos para mantener tu piel hidratada en invierno

  • Hidratación: Hidratar tu piel correctamente es algo fundamental para evitar la sequedad, que puede producir tirantez e incluso ocasionar arrugas a largo plazo.
  • Productos antirrojeces: Para las pieles sensibles o resecas, es importante utilizar sérums y cremas específicas para evitar las rojeces de la piel.
  • Beber agua: No sólo en verano es necesario beber agua para hidratarnos, en invierno. También es importante aportar la hidratación necesaria a nuestra piel.
  • Ácido hialurónico: Es uno de los ingredientes más útiles para combatir la sequedad, así que nunca viene de más aportar una dosis de ácido hialurónico a nuestra piel para estar bien protegidas contra el frío invierno.
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